Análisis de las ciberacciones y la ciberorganización en la OEA

Resumo

El mundo globalizado actual ha cambiado su forma de relación. Hoy en día, la política, las inversiones, la salud e incluso la seguridad y la defensa se tratan de manera diferente a como se trataba hace 20 años. Las infraestructuras críticas son cada vez más vulnerables, las ciberguerras, en un sentido amplio, son cada vez más innovadoras. El ciberespacio es ahora una gran preocupación en materia de defensa y seguridad. Con este entendimiento, la Organización de los Estados Americanos (OEA) ha otorgado mayor importancia a los temas de seguridad. De esta manera, instruyó a su Secretaría de Seguridad Multidimensional a involucrarse con otras organizaciones, como la Junta Interamericana de Defensa (JID), para impulsar y gestionar acciones contra esta amenaza hemisférica. Surgió el COVID-2019 y el uso de medios digitales aumentó exponencialmente. Como consecuencia, también aumentaron los delitos digitales. Así, a través de las Medidas de Fomento de la Confianza y la Seguridad relacionadas con la cibernética, la OEA comenzó a priorizar acciones regionales en respuesta al aumento de esos delitos. La búsqueda de resiliencia en la respuesta a los incidentes ha llevado a la OEA, a través del Equipo de Respuesta a Incidentes de Ciberseguridad, a promover acciones que mitiguen las consecuencias de la ciberagresión. En este ámbito aún hay la falta de un Marco Legal que, a través de la jurisdicción pertinente, regule y garantice el uso de las distintas cibercapacidades en favor de la seguridad y la defensa, dando legitimidad a las acciones.

La OEA ha estado trabajando para brindar un apoyo adecuado a sus Estados miembros. Pero es hora de crear nuevas iniciativas que lleven al control de las acciones. Este análisis se basó en el informe de la Asamblea General de la OEA AG/doc. 5717/20, del 13 de noviembre de 2020.